Cómo hacer una presentación exitosa: sé convincente
Hacer presentaciones eficaces, ya desde la época escolar, requería reunir información relevante sobre un tema determinado, crear una presentación adecuada y luego, exponer el tema frente a la clase. De hecho, esta práctica prepara a los estudiantes para el futuro: las presentaciones desempeñan un papel muy importante en el mundo laboral. Esta forma de transmitir información presenta complicaciones pues muchos oyentes no la encuentran atractiva y, como consecuencia, se muestran aburridos o inquietos. A menudo, sin embargo, no es una aversión general a las exposiciones lo que hace bostezar a la audiencia, sino el hecho de que la presentación carezca de estructura y el orador no ponga en práctica técnicas de presentación convincentes.
Si quieres inspirar a tu público o, por lo menos, despertar su interés en el tema que vas a exponer, vale la pena trabajar en una serie de técnicas de presentación. Por esta razón, te damos consejos sobre cómo hacer una presentación convincente en términos de contenido y estructura.
Cómo hacer una presentación: la preparación es determinante
No cabe duda: el éxito de una presentación depende, en gran medida, de la forma en que expongas su contenido. Tu talento para la retórica y tu capacidad para entretener e involucrar a la audiencia son factores que juegan un papel determinante, con independencia del tema elegido. Sin embargo, llevar a cabo preparación minuciosa es esencial si quieres aprovechar al máximo el tiempo del que dispones para presentar en público y sacar el máximo provecho de tus puntos fuertes como orador.
Adaptación al grupo objetivo
Incluso antes de empezar a elaborar tu presentación, debes tener en cuenta cuál será tu público. Sin lugar a dudas, es diferente presentar en público ante 20 o 200 personas. En el primer caso, se puede responder más fácilmente a la audiencia e involucrar a los oyentes en el diálogo. En cambio, si tu audiencia está formada por un gran número de personas, la forma de interactuar con el público será completamente diferente. Para evitar perder mucho tiempo puedes recurrir a preguntas y respuestas cortas, pequeños rompecabezas u otras actividades participativas.
Independientemente del tamaño de la audiencia, es extremadamente importante saber qué conocimientos básicos sobre el tema tienen los oyentes. Es aconsejable hacer la presentación lo más simple y comprensible posible. No obstante, en aquellos casos en los que el público posea ciertos conocimientos básicos, tu presentación debe ser acorde a las circunstancias. Ten en cuenta que un público especializado probablemente se aburra si le explicas terminología básica, pero esto puede ser exactamente lo que necesita el público que no conoce la materia.
Considera también cuáles son las expectativas de los asistentes con respecto a tu conferencia: si la participación en el evento requiere un desembolso económico por parte de los oyentes, debes esperar una audiencia más exigente que en el caso de evento gratuito.
Planificación y recopilación de herramientas de apoyo
Con el objetivo de hacer presentaciones eficaces puedes recurrir a una amplia selección de técnicas e instrumentos para la visualización del tema que estás exponiendo. Entre otras se utilizan con frecuencia las siguientes:
- Ordenador portátil, diapositivas y vídeo proyector
- Retroproyector
- Pizarras blancas
- Rotafolios
- Tablones informativos
Todas estas herramientas pueden servirte de apoyo para que el contenido que expones sea más fácil de entender. No obstante, debes asegurarte de que las herramientas se integran en tu presentación de forma lógica. Por supuesto, también es necesario que cuentes con el equipo adecuado en el lugar donde vas a realizar la presentación. Asegúrate de hablar con suficiente antelación con el organizador del evento o con el encargado del lugar para confirmar que las herramientas que necesitas están disponibles y funcionan. Si, por el contrario, utilizas tu propio equipo, debes probarlo en el lugar de la presentación a más tardar el día de la misma para que no haya sorpresas molestas durante la exposición.
Estas herramientas solo se utilizarán como elementos de apoyo (debes recurrir a ellas con cautela). La presentación de diapositivas (ya sean impresas o digitales), que ahora se ha convertido en la norma, debería limitarse a visualizar el contenido, sin sustituir la conferencia en sí. El principio básico es que tu presentación funcione, aún en el caso de que no contaras con estos elementos de apoyo. Si, por ejemplo, la tecnología falla, deberías ser capaz de transmitir el contenido sin diapositivas, para no tener que cancelar la presentación o terminarla antes de tiempo.
Prepara tu conferencia y la presentación
Tan pronto como se hayan aclarado las cuestiones mencionadas, puedes comenzar con el contenido de tu presentación. Obtén el material necesario y reflexiona acerca de las preguntas a las que quieres dar respuesta en tu exposición, así como los puntos focales que te gustaría establecer. Estas consideraciones preliminares te ayudarán a estructurar tu conferencia y, más tarde, a presentar en público con éxito.
La introducción es de particular importancia para todo tipo de presentaciones. Lo ideal es que despiertes rápidamente el interés del público, pues de lo contrario podría ocurrir que tras los primeros 5 minutos los hayas perdido para siempre. Las opciones disponibles para crear una introducción excitante y cautivadora son muy diversas. Puedes atraer la atención de la audiencia, así:
- Presentando una tesis provocativa
- Contando una anécdota o chiste personal que lo guíe hacia el tema
- Reproduciendo un video
- Abordando temas de actualidad
- Haciendo una pregunta al público
Una vez que hayas decidido qué contenido deseas presentar y cómo vas a hacerlo, puedes empezar a crear presentaciones eficaces. Asegúrate (como ya se ha mencionado) de que la presentación complemente tu exposición y no viceversa. Trata también de reducir al máximo el número de diapositivas y el texto que introduces en cada una de ellas. De lo contrario, existe el riesgo de que tu audiencia se centre en la lectura de las diapositivas y que apenas siga la exposición oral que estés haciendo.
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Practica la presentación con anticipación
El último paso en la preparación es practicar la exposición con detenimiento. Para ello, debes repasar la presentación paso a paso y pensar en las formulaciones que puedes utilizar para referirte a ciertos contenidos o al explicarlos. Si estas formulaciones las usas más tarde casi sin pensar, debido a que te has preparado concienzudamente, darás una imagen de seriedad y seguridad. Por lo general, tiene sentido tomar notas o crear fichas que puedan servirte para aquellos casos en los que pierdas el hilo. Si tienes la oportunidad, deberías representar tu exposición ante otras personas, ya que estas podrán proporcionarte de antemano información valiosa sobre su contenido y su comprensibilidad, así como sobre tu técnica de presentación.
Para verificar que tu presentación no excede del tiempo que el organizador o empleador ha planificado para ti, deberás ensayarla por completo al menos una vez. Así podrás comprobar si cumples con el tiempo que te será concedido.
A menudo, la audiencia hace preguntas después de una conferencia. También deberás prepararte para esto por adelantado, considerando qué respuestas darás a las cuestiones que se te plantean.
Cómo hacer una buena presentación: atiende al lenguaje, la retórica, los gestos y las expresiones faciales
Ten en cuenta que al presentar en público te conviertes irremediablemente en el centro de atención. Todas las miradas estarán puestas en ti y tus comentarios serán escuchados (con mayor o menor intensidad). Esto representa una gran oportunidad para exponer el tema que has preparado, pero en ocasiones, toda esta atención puede ponerte bajo presión. Tus expresiones faciales, gestos, la elección de tus palabras y la modulación que vas dando a tu voz serán registrados por la audiencia. Si eres convincente en todos estos aspectos conseguirás transmitir confianza, calma y competencia, si no lo consigues parecerás inhibido, sobrecargado e inseguro.
Encontrar el lenguaje adecuado
Ante la pregunta de cómo hacer una presentación, el cuidado del lenguaje juega un papel fundamental. La mayor parte de tu presentación (salvo en los videos que introduzcas) estará constituida por tus propios comentarios, por lo que debes asegurarte de tener un estilo de lenguaje apropiado. Deberás adaptar la elección de tus palabras al grupo objetivo: la forma de comunicarte no será la misma si te diriges a un público joven o a uno adulto. Además, el conocimiento previo de la audiencia es determinante en este aspecto, pues podrás prescindir de vocabulario especializado si casi nadie de tu público lo conoce.
Si quieres beneficiarte de la posibilidad de contar entre tu audiencia con personas activas en las redes sociales, es recomendable que integres algunas tesis y frases claras en tu presentación, con el objetivo de que puedan ser fácilmente compartidas en Twitter. Si además tus oyentes te citan en las redes, aumentaría tu alcance.
Uso de recursos estilísticos
Aquellos que quieran hacer presentaciones eficaces deben conocer algunos recursos estilísticos y ser capaces de utilizarlos con sensatez. Si enriqueces tu oratoria con una buena retórica, lo que dices parecerá más interesante, sin tener que hacer ajustes en lo que respecta al contenido. De esta manera, podrás aumentar el valor de tu presentación haciéndola más entretenida y atraerás así la atención de tu público más fácilmente. Las figuras estilísticas más utilizadas en los discursos son las siguientes:
Aliteración
Si se enlazan términos que tienen el mismo sonido inicial, se crea una figura estilística conocida como aliteración. Tales combinaciones de palabras son pegadizas y despiertan la atención de la audiencia. Si resumes el contenido principal de tu presentación empleando una aliteración, la audiencia podrá recordarlo mejor.
Ejemplo: Mi mamá me mima
Anáfora
Una anáfora es la repetición de palabras específicas al principio de una frase o parte de una frase. Esta figura estilística no solo te ayuda a estructurar la presentación, sino que también asegura que el contenido de esta se recuerde con mayor facilidad por la audiencia.
Ejemplo: IaaaS le ofrece un paquete hecho a medida, IaaaS es escalable en cualquier momento - IaaS es el modelo del futuro.
Metáfora
En una metáfora, se utiliza un término que en realidad tiene un significado diferente, en un nuevo contexto. Se explica más fácilmente por medio de un ejemplo: Un pie es, como todos sabemos, una parte del cuerpo. En la frase “al pie de la montaña”, sin embargo, la palabra es llevada a un nuevo contexto. Por medio del empleo de metáforas, conseguirás que tu presentación sea más visual.
Ejemplo: Nuestro zumo de naranja, tu fuente de vitamina D
Sin embargo, ten cuidado, no abuses de este recurso estilístico, usa solo metáforas que sean fáciles de comprender. De lo contrario, puede ocurrir que el público no sea capaz de seguirte o, incluso, que tu actuación se vuelva involuntariamente cómica.
Clímax
El clímax aumentará el valor de tu presentación en términos de entretenimiento. Con este recurso estilístico conseguirás un incremento gradual de la atención de los espectadores pues irás de hechos menos significativos a más importantes.
Ejemplo: Con la nueva estrategia de marketing se conquista primero el mercado regional, luego el mercado nacional y en un futuro próximo también el mercado global.
Pregunta retórica
Las preguntas retóricas son aquellas que se hacen sin esperar respuesta. Por lo tanto, no sirven para obtener información, sino para despertar la atención del oyente pues provocan su aprobación o rechazo.
Ejemplo: ¿Saltarías de un avión sin un paracaídas?
Para evitar repetir palabras todo el tiempo, antes de presentar en público debes pensar en sinónimos adecuados, es decir, palabras relacionadas. Tu exposición parecerá más variada y emocionante.
Usa el poder de la voz
Aprender a presentar significa también aprender a ser consciente de tu propia voz y de su efecto sobre los oyentes. Hablar alto y claro es solo una parte de ello, aspectos como la velocidad y la modulación del tono (de bajo a alto) también influyen en la recepción de tu mensaje por parte de la audiencia. Si te estás preguntando cómo hacer una presentación que no sea monótona, deberás esforzarte en llevar a cabo suficientes variaciones en el tono y la velocidad. También deberás introducir, en el momento adecuado, pausas, así como hacer énfasis en determinadas ideas cuando corresponda.
A menudo, los oradores inexpertos se ponen nerviosos cuando tienen que presentar en público y, como resultado, hablan más rápido. Si durante tus primeras presentaciones, sientes que tu velocidad al hablar es demasiado lenta, probablemente esté siendo la adecuada para los oyentes.
Presta atención al lenguaje corporal
Al presentar en público, normalmente eres visible para toda la audiencia. Por lo tanto, el éxito de la presentación depende de tu lenguaje corporal. En todo momento debes cuidar tu postura, manteniéndola erguida y debes situarte frente al público. Además, tienes que darle a tu presentación un estilo que sea lo más libre posible, trata de no estar leyendo constantemente tus notas. No obstante, si tienes un lapsus y sientes que vas a dejar de hablar, échales un vistazo antes de detener el ritmo de tu exposición.
Los gestos y las expresiones faciales también juegan un papel importante en la realización de presentaciones eficaces. Por ejemplo, es importante que el entusiasmo y el interés en el tema que se discute también se refleje en tu cara. Si tú mismo no puedes mostrar ningún entusiasmo por el tema ¿cómo se supone que la chispa se extenderá a la audiencia? Tampoco te muevas con demasiada agitación, ya que esto puede hacerte parecer inseguro frente a los espectadores. No caigas en el otro extremo doblando los brazos rígidamente delante de tu cuerpo, parecerá que estás construyendo una barrera entre el público y tú.
Saber cómo hacer una presentación es cuestión de práctica
¡Nadie nace sabiendo! Este famoso proverbio también se aplica al arte de presentar en público. Incluso los oradores más talentosos suelen tener mucha práctica a sus espaldas, tanto en casa, delante del espejo como delante de un público. Las primeras conferencias son, a menudo, las más difíciles porque algunos todavía tienen que superar su miedo escénico. Pero cuanto más te enfrentes al reto de presentar en público, más fácil te resultará interiorizar los consejos y trucos presentados aquí.
Además, la preparación de una conferencia, desde la visualización del material y la adaptación al grupo objetivo, hasta la preparación de la presentación en sí, se hace más fácil a medida que aumenta la experiencia y se convierte en rutina. Esto te da más tiempo y energía para practicar la presentación real y perfeccionar tus técnicas de presentación.
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