Condiciones generales de contratación: no caigas en estos errores
La conocida letra pequeña resulta molesta tanto a consumidores como a comerciantes, pero no por ello deja de usarse en muchas páginas web y cualquier tienda online que se considere más o menos profesional. Las condiciones generales de contratación tienen como objetivo facilitar la gestión de los contratos y ofrecer protección jurídica tanto a vendedores como compradores. Además, sirven para unificar los procesos, derechos y deberes de la compra. Pero ¿qué contienen estas condiciones generales exactamente, por qué son tan importantes y qué errores suelen cometerse en su redacción?
¿Qué son las condiciones generales de contratación?
Las condiciones generales de uso y contratación abarcan el conjunto de disposiciones definidas previamente por una de las partes contratantes (por norma general el vendedor, denominado en la terminología jurídica el predisponente), que las presenta a la otra parte contratante (en la mayoría de los casos el comprador, denominado en la terminología jurídica adherente), la cual se limita a aceptarlas o rechazarlas. Como se puede deducir de la definición, estas condiciones no se aplican de forma individual a cada adquisición, sino que sirven para todos los compradores.
Aunque en un principio, dada su naturaleza, se pueda llegar a pensar que las condiciones generales solo benefician al predisponente, el Código Civil español cuenta con una serie de leyes que regulan estas disposiciones para que no se cometa ningún tipo de abuso en su aplicación.
Dentro del Código Civil español las siguientes leyes sirven para regular los términos y condiciones en relaciones contractuales:
- Ley 7/1998, de 13 de abril, sobre condiciones generales de la contratación
- Ley 34/2002, de 11 de julio, de servicios de la sociedad de la información y de comercio electrónico
- Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y otras leyes complementarias
- Ley 3/2014, de 27 de marzo, por la que se modifica el texto refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y otras leyes complementarias, aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre
Para que las condiciones generales de contratación sean jurídicamente vinculantes, el predisponente (vendedor) debe informar de su existencia expresamente al adherente (comprador), que debe dar su consentimiento, aunque en el caso de los contratos electrónicos no se requiere firma convencional. Con ello se deduce que para las tiendas online no basta con que las condiciones generales se muestren en una de las subpáginas de la web de la tienda, sino que han de comunicarse de forma explícita al usuario antes de que este realice una compra. No obstante, en establecimientos en los que resulta complicado formalizar un contrato por escrito (como pueden ser unos grandes almacenes, en un cine o aparcamiento) basta con mostrar en un lugar visible estas condiciones generales siempre y cuando se entregue al comprador un justificante de pago.
¿Qué importancia tienen estas condiciones generales para las tiendas online?
Gracias al uso de los términos generales de contratación no es necesario negociar con el comprador cada vez que se celebra un contrato. En lugar de ello, el vendedor puede establecer una serie de cláusulas previas, que si se formulan con claridad ofrecen una mayor seguridad jurídica al delimitar a quién le corresponden los diferentes derechos y deberes dados.
Aunque estas condiciones adquieren gran importancia en el comercio online para ambas partes, pues la ausencia de contacto directo puede llevar a malentendidos, resultan especialmente beneficiosas para el vendedor, ya que le permite aplicar las mismas condiciones para todas las compras y adherentes. Por el contrario, el comprador, que debe aceptarlas para poder adquirir cualquier producto o servicio de la tienda online, se sitúa en una clara situación de desventaja: bien se ve obligado a leer atentamente una tediosa lista de párrafos o arriesgarse a aceptar todas las condiciones sin haberles echado un vistazo, confiando en que no incluyan ninguna cláusula que le perjudique. A pesar de todo, y como ya se ha indicado anteriormente, existen disposiciones legales regulatorias para evitar determinados abusos.
¿Qué elementos deben incluirse dentro de las condiciones generales de contratación?
Aunque sea el vendedor el que establece las condiciones contractuales y el cliente deba limitarse a aceptarlas, la redacción de las condiciones generales de contratación no es libre, sino que debe respetar una serie de puntos. Así, por ejemplo, hay que indicar los plazos de entrega o la identidad del empresario, teniendo siempre en cuenta que la escritura debe ser precisa y fácil de entender incluso para aquellos no versados en leyes.
Según el Real Decreto Legislativo 3/2014, de 16 de noviembre, en las condiciones generales se han de incluir los siguientes puntos:
- Características de los bienes o servicios
- Identidad del empresario
- El precio total (con impuestos y tasas)
- Los procedimientos de pago, entrega y ejecución
- Recordatorio de la existencia de garantías legales
- La duración del contrato y las condiciones de resolución
- La lengua o lenguas de formalización del contrato
- La existencia del derecho de desistimiento
- Funcionalidad de los contenidos digitales
- Interoperabilidad relevante del contenido digital
- Procedimiento para atender las reclamaciones de los consumidores y usuarios
Además, como ya veremos más adelante, la mayoría de las cláusulas ambiguas, redactadas de forma oscura, se resuelven en beneficio del adherente (el comprador o cliente) sin olvidar que en el peor de los casos puede tener consecuencias legales para el vendedor. Por ello se recomienda tener en cuenta posibles errores en la redacción de las condiciones generales y en la medida de lo posible evitarlos.
Los errores más comunes
En la creación de las condiciones generales de contratación se prefiere evitar el uso de generadores automáticos y no se recomienda que se copien de otras páginas similares. El primer método resulta inefectivo dado que a menudo los generadores automáticos crean cláusulas ambiguas que no se adaptan a los detalles más significativos de cada tienda online y en el segundo hay que tener en cuenta los derechos de autor. Otros errores a tener en cuenta son:
Cláusulas contradictorias
En los casos en los que un contrato esté formado por condiciones generales pero también particulares y que se contradigan entre ellas, prevalecen las condiciones particulares, salvo que estas sean menos beneficiosas para los consumidores que las generales.
Ausencia de comunicación de las lenguas de formalización del contrato
El comprador debe de ser informado de los idiomas en que se puede formalizar el contrato.
Condiciones generales oscuras
En caso de que las condiciones generales no se guíen por el principio de “transparencia, claridad, concreción y sencillez” (artículo 5, Ley 7/1998) siempre se interpretarán en favor del consumidor.
Cláusulas abusivas
Es necesario prestar atención en la redacción para evitar que se incluyan cláusulas abusivas, pues su resolución irá siempre en detrimento de la parte predisponente, es decir, el vendedor. Por cláusulas abusivas se entiende, según la Ley 7/1998, “todas aquellas estipulaciones no negociadas individualmente que en contra de las exigencias de la buena fe causen, en perjuicio del consumidor, un desequilibrio importante de los derechos y obligaciones de las partes que se deriven del contrato”.
Para evitar cualquier tipo de consecuencia legal se recomienda que un abogado revise los diferentes términos y condiciones que se quieran aplicar en el eCommerce.
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